Cuando la gente empezó a sentir aprecio por el, el gobernador salio pidiendo la misma ayuda de los habitantes, que convirtiera su bastón con un diamante en algo mejor, el vendedor de humo acepto, pero en realidad su objetivo era el de llevarse el diamante.
Comenzó a llover y tenia que apresurarse, ya que el vendedor de humo sabía que su magia termina con la lluvia, así que ayudo al gobernador pero se quedo con el diamante y partió rápidamente de aquel pueblo. Al final, cuando la lluvia volvió a la normalidad todas las cosas el vendedor de humo se había ido lejos.