El odio hace más fuerte al amor, lo enriquece. El miedo es la tendencia a alejarse y el amor es la tendencia a acercarse.
Siempre que odias, te alejas de tu amante, pero hace falta separarse para volver a acercarse, el amor es el alimento, pero cuando comes te sientes saciado. El odio se convierte en parte del amor. El amor sin posibilidad de odio se vuelve rancio.
El amor con odio conlleva libertad, nunca se vuelve rancio. Los divorcios ocurren porque se posponen, y acumulas el deseo de divorcio. Divórciate y cásate todos los días. Cuando ames, ama realmente y cuando odias. Odia realmente, y descubrirás que la belleza está en su totalidad. El odio es tan maravilloso como el amor.
El odio es complementario del amor. La ira es complementaria de la compasión. Como no has amado tienes miedo de odiar.
Después del odio, los amantes están frescos para caer en los brazos de la otra persona, completamente nuevos como si fuera de nuevo su primer encuentro.
Los amantes siempre se están encontrando por primera vez, se enamoran cada día, nuevos y rejuvenecidos.
El odio no destruye al amor, solo a su ranciedad. Siéntete agradecido por odiar. Ahora nada destruirá tu amor, podrás resistir la tormenta y te fortalecerás. No te plantees la vida como una dualidad o un conflicto, es un todo, permite que encaje, todo es maravilloso.
Un mundo sin odio sería aburrido y muerto.
Ama a tus enemigos y odia a tus amantes, se convierte en un todo completo, y no tengas miedo.
No crees una lucha interior, permite que existan las dos.
