martes, 6 de junio de 2017

Rêve -[Soñar..]


tu m'émerveilles comme un rêve
 qui c'est enfin réalisé
et tu me fais mal comme un rêve
dont il va falloir m'éveiller

 Algo así como
 Me asombras como un sueño
 que se hizo realidad
 y me lastimas como un sueño
 del que voy a despertar

lunes, 5 de junio de 2017

Cinco minutos, solo cinco minutos

Soy una pequeña abeja furibunda
me gusta cambiar de color
me gusta cambiar de medida 
Alda Merini
[Photo by © Andrea Tomas Prato]


       Existen cinco minutos en la vida de toda mujer en que está dispuesta a todo. Alguien puede rebatirme que algunos más, y seguramente tendrá razón, pero sí hay un breve espacio de tiempo, lúcido y por ello, también cruel en que se toman decisiones que cambian el rumbo del destino, se plantean esquemas y estructuras biográficas,  y en ocasiones se madura de golpe, aunque madurar signifique dejar de ser.

      Es el momento del análisis frío y objetivo, desapasionado, en que muchas se preguntan porque han media vida intentando agradar a todo el mundo y tan poco a sí mismas, entregándose sin limites a los demás, a su familia, a los hijos o a su trabajo y dejando de mimarse el alma y el cuerpo. Y a pesar de todo se siente insatisfechas.


      A veces una palabra, un gesto, una mirada o un ideal invitan a recuperarse, a contemplarse hedonistamente frente al espejo y a pararse de golpe para redescubrir un matiz de esencia, un brillo diferente en los ojos, las ganas de vivir...

      La elección es dura y llena de concesiones, pero, se que las que han emprendido la tarea de volver a ser ellas mismas, de derrumbar muros y barreras, y lograron salir indemnes, hablan de fuerza y de pasión.

      Una mujer sola es un misterio, una atracción y también un temor.El que despierta en los hombres, que subyugados por lo que parece ser y puede que no, se adentran a machetazos más o menos certeros por la jungla de nuestro conocimiento. Osada colección de príncipes azules que destiñen y que muchas veces se amontonan en nuestra cajita de Pandora, buscando orden y concierto.



©María




*Publicado anteriormente en Desnudando Palabras a 8 de marzo de 2014

Tras el cristal

            

         No, no te confundas,  no hay caballeros andantes, príncipes encantados ni hombres perfectos; como tampoco hay princesas, mujeres, madres o amantes inmaculadas.

           Somos seres imperfectos. Y todos, absolutamente todos pecamos de inocentes, de crédulos, cuando pensamos que un día cualquiera llegará una persona que nos va a suplir nuestras faltas, nuestras necesidades, hacer realidad nuestros sueños y  por supuesto, será entonces justo con esa persona especial que seremos felices para siempre.

El para siempre no existe.

        Los sueños solo nosotros los podemos realizar, las necesidades son muchas y tantas veces un producto impuesto; las faltas solo nosotros podemos subsanarlas, superarlas o aceptarlas.

       No, no hay milagros, al menos milagros de este tipo. No hay magia, la magia somos nosotros mismos. Batallar por causas perdidas no es luchar, es desgastar lo poco que nos va quedando a lo largo del camino. 

       Sabemos cuando algo termina, cuando ya no hay cura para tanta herida, cuando nos es insoportable hasta el tacto de la piel.

Y es que, admitir que el sueño terminó, que no es eterno, duele, porque en el fondo, sentimos un vacío , un abismo inmenso, un dolor que retuerce...

    Llegar, dar , recibir, repartir y partir son hechos indiscutibles, impepinables de todo aquel que vive el instante, que fluye y siente en plena libertad.

No, no podemos permitirnos ser a penas un ser que sobrevive, estancado, que estaba adormecido en el sueño irreal de un "para siempre"


domingo, 4 de junio de 2017

Esto que viene , aquí y ahora ...

 Lo que no duele no es dolor

 Lo que duele no es el dolor. El dolor es sólo una consecuencia. El efecto secundario de algo que nos hizo sufrir y que todavía hoy sigue haciéndolo. Me gustaría que esto que tanto duele fuese lo que me aplasta el pecho y me araña las vísceras y el corazón. Esto que se puede paliar poco a poco, con consejos, amigos, medicamentos, horas, sobremesas y tazas de té. Pero algo me dice que no. Que lo que duele no es el dolor.
Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es la ausencia. El hueco que deja alguien que ya no está. Echar de menos con contrato indefinido. Y saber que quería llevársela y se la ha llevado, que ya está, que le han ganado la vida esas malditas seis letras que no pienso volver a juntar en mi boca nunca más.
Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es conocer un vivo menos. Borrar su número del móvil. Tener que frenarme cuando la iba a llamar y recordarme a mí mismo que ya no puedo, que un día pude, que lo hice menos de lo que debía y que ya nadie podrá.
Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es recoger los pedazos de quien se queda. No saber consolar a quien más quieres en este mundo. Tratar de estirarle los labios. Con una broma, un chascarrillo, una tontería. Fracasar.
Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es la distancia. Este saberse lejos de ti, este llevarte conmigo, ese llevarme contigo y aún así, ser incapaces de llevarnos más. Haber caído con nuestro mayor triunfo. Haber sucumbido ante nuestro mayor logro. Lo mejor que habremos hecho en nuestra vida. Algún díél nos lo explicará.
Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es no saber volverlo a intentar. Matar el nervio y dejar que se desangre la encía. Hablarlo tantas veces y acabarlas todas en ese silencio de punto final. Darnos por imposible. Constatar nuestra propia incompetencia. Seguir doliéndonos. Seguir mal.
Lo que duele no es el dolor. Es todo lo que dejamos atrás. El remolque desbocado de los recuerdos que nos perseguía al mismo ritmo y velocidad. Ahora sólo sabemos que le ha fallado el enganche, los frenos y no tenemos ni idea de en qué momento nos va a atropellar. Ni con qué.
Lo que duele no es ni siquiera llorar. Lo que duele es tener tantas razones para tener que hacerlo. Es esta maldita sequía de lágrimas. Es el miedo a quedarse solo y en pareja. Y esta cochina culpabilidad.
Lo que duele no es que la gente opine. Es que lo haga como quien habla del tiempo, alegremente y buscando de todo, menos ayudar. Que nos den consejos que no hemos pedido. Que inventen razones. Qué sabrán ellos. Qué sabrán.
Lo que duele no es el dolor.
Porque el dolor es esto que me viene aquí y ahora.
Lo que más duele es todo lo que vendrá.”

Me duele el alma



 y ya no sé qué hacer, 

Decírtelo a la cara voy , 
Es mirarte de lejos. 
Me duele el alma y voy a resolver 

Contarte lo que yo soñé
Mucho antes del infierno 
Yo no quería que el amor que es de mentira 

Sube igual que su caída 
Que al final no es nada 
Sé que te hace tonterías 
Te da valor 
Y a los cien días no queda nada 
Y yo quierooo 
Que se mueran de envidia 
Que nos odien por ver 
Que se encienden las luces 
en las madrugadas cuando rozo tu piel. 
Que se mueran de envidia 
Aunque muertos ya estén 
Los que todo maquillan 
Los que día tras día no se atreven a ser 



Me duele el alma y llega a retorcer 

Princesa, que te vaya bien 
Que dure mucho tu cuento 
Me duele el alma y te desearé 

Que nunca de las doce y qué,
no hayas llegado a tu puerto 
Yo no quería que el amor que es de mentira 
Que sube igual que su caída 
Y que al final no es nada 
Que sé que te hace tonterías 
Te da valor 
A los cien días no queda nada 
Y yo quiero
Que se mueran de envidia 
Que nos odien por ver 
Que se encienden las luces en las madrugadas
 cuando rozo tu piel 
Que se mueran de envidia 
Aunque muertos ya estén 
Los que todo maquillan 
Los que días tras día no se atreven a ser. 



Que se mueran de envidia 

Que nos odien por ver 
Que se encienden las luces en las madrugadas
cuando rozo tu piel 
Que se mueran de envidia 
Aunque muertos ya estén 
Los que todo maquillan 
Los que día tras día no se atreven a ser. 


Me duele el alma y quiero resolver. 

viernes, 2 de junio de 2017

Abracadabra



[Fotografía: Chris Mangune]

Las palabras
esas misteriosas manchas,
como una ciudad en ruinas
que resucitamos 
cuando nos reflejamos 
entre hendiduras
de cada uno de sus corazones.

Las palabras
como damas o muñequitas
en un papel donde ponemos
todas nuestras cosas
esas 
que suelen gritar en nuestro
camino antes de lanzarse...
... al abismo

miércoles, 31 de mayo de 2017

Canción para bañar la luna


Ya la Luna baja en camisón 
a bañarse en un charquito con jabón. 
Ya la Luna baja en tobogán 
revoleando su sombrilla de azafrán. 
Quien la pesque con una cañita de bambú, 
se la lleva a Siu Kiu. 


Ya la luna viene en palanquin 
a robar un crisantemo del jardín 
Ya la luna viene por allí 
su kimono dice no, no y ella sí. 
Quien la pesque con una cañita de bambú, 
se la lleva a Siu Kiu. 



Ya la luna baja muy feliz 
a empolvarse con azucar la nariz 
Ya la luna en puntas de pie 
en una tacita china toma té 
Quien la pesque con una cañita de bambú, 
se la lleva a Siu Kiu. 







Ya la luna vino y le dio tos 
por comer con dos palitos el arroz 
Ya la luna baja desde allá 
y por el charquito-quito nadará 
Quien la pesque con una cañita de bambú, 
se la lleva a Siu Kiu



María Elena Walsh



lunes, 15 de mayo de 2017

El Principe de la Dulce Pena.


Fotografía: Paul Freeman




La tristeza es mi sangre, 
Y a su vera mi vena, 
Donde mora de pena, 
donde muere de hambre. 


Hambre y melancolía, 
de que la luna esté llena, 
de amoríos y alegrías, 
soy el príncipe de la dulce pena. 


Un beso es donde tu terminas, 
Y un abrazo tuyo mi abrigo. 


Tú boca donde allí germina, 
Mi delirio y mi muerte 
Si es contigo

Txus Di Felliato






Mago de Oz  

viernes, 12 de mayo de 2017

Tormenta de Arena


Una tormenta de arena
Que me arranca de un soplo la vida
Que me hiela si tu no me abrigas
Que me arranca del cielo de un golpe mortal
Que me arrastra me empuja y me quema
Que me abraza en un fuego de arena
Y me deja sin ganas de resucitar
Que me hunde y te vas



No se mata el amor
Ni se muere de viejo
Con pecados añejos
Sólo duele el dolor
No le pidas a Dios
Que me lleve tan lejos
No tendras quien avale
Esta ruina de amor



Pido a Dios el aire que te libre de esta pena
Pido a Dios que ponga besos cuando yo te duela
Pideme que pida a Dios
Agua de las piedras
Pa beber en el desierto donde tu me dejas
Una tormenta de arena
Que me arranca de un soplo la vida
Que me hiela si tu no me abrigas
Que me arranca del cielo de un golpe mortal
Que me arrastra me empuja y me quema
Que me abraza en un fuego de arena
Y me deja sin ganas de resucitar
Que me hunde y te vas.
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