Nos dirigíamos a su casa, yo medio paso más atrás. Un hormigueo invadía todo mi cuerpo, la intriga de descubrir que secreto guardaba aquel espejo, ese hombre que me resultaba tan inquietante y mis tacones por aquella calle adoquinada, apenas me permitían caminar con paso firme. Mi cabeza no dejaba de pensar, ese hombre me hablaba pero yo apenas le oía murmurar algo. Días atrás nunca hubiese imaginado lo que estaba haciendo. ¡Esto es de locos!! . Ir a casa de un desconocido. Me paré un momento y él, enseguida se dio cuenta. -¿Está usted bien? Si quiere lo dejamos para otro momento, tal vez tenga obligaciones que cumplir. -Sí, tengo que ir a la oficina.. pero,.. no se preocupe hago una llamada y todo solucionado, una vez que estoy aquí.. jaja. Mi voz temblaba, me dí cuenta y eso todavía me puso más nerviosa - lo ha notado-
-Bueno, ya llegamos; las damas primero. Me abrió la puerta de aquella habitación, allí estaba , el espejo, aquel espejo misterioso que me atraía ahora más que nunca y que sin embargo no era capaz de acercarme a él. -¿Quiere tomar algo? ?¿un café, un chocolate, una infusión? Dígame, Ana -Sí gracias, un café con leche me vendría bien, hace un poco de fresco.
Ahí me quedé en aquella sala, observando y no viendo nada, bloqueada, temblorosa, casi paralizada por una especie de morbo. Era una pequeña sala, muy acogedora, una especie de biblioteca, con su mesa de despacho y un gran sofá de cuero negro capitoné junto a EL presidian la estancia. Casi de puntillas, para no hacer ruido caminaba, observaba, olía, tocaba. Hasta que me planté delante de EL. Que curioso ahora sí, ahora sí me veía... -Tome aquí tiene. Ensimismada en mis pensamientos me giré de súpeto y el café se derramó sobre mi traje.No, nooooo -me dije- ¡seré patosa! -Lo lamento, estaba usted ahí tan callada, mirándolo, pero no pensé que la asustaría. Me trajo una especie de batín y me señaló una puerta; -Mejor cámbiese, no es bueno estar con la ropa así, puede cambiarse en esa habitación. En menos de cinco minutos limpiamos su ropa,
Allí estaba yo, con un batín, sentada a lado de un desconocido y en su casa.
-Bueno, vamos a ver, aquí estamos los dos, mejor dicho los tres; ahora le contaré que secretos guarda MI ESPEJO.
Lo primero que me gustaría decirle es que en EL se ve lo que se desea ver. Usted ahora se ha puesto delante. ¿Vió algo? ¿Le importa contármelo?
No podía, lo que vi, como iba a contárselo, a el, a ese desconocido. ¿Como podía decirle que me vi en el sofá donde ahora estoy sentada, desnuda, desnuda delante de él?
[Fotografía: Anastasia Platonova by Vadim Zamesov]
Todos los medios, todas las armas, son buenos para salvarse de la muerte y del tiempo.
Enrique Vila- Matas
Hacía ya un tiempo que cada día al pasar, camino de mi trabajo, por delante de aquella casa, algo me llamaba la atención. Era como un imán que me llamaba, pidiéndome que me acercara a aquella ventana. Era una casa de estilo neoclásico, de las pocas que quedan ya en el centro de mí ciudad, aparentemente destinada a vivienda a pesar de ocupar uno de los solares más codiciados por las grandes constructoras dada su situación privilegiada. El adoquinado de la calle hacía que mis pasos fueran firmes y a la vez extremadamente cuidadosos, eso debió también ser uno de los motivos de recrearme en aquel ventanal. Aquel día me acerqué más de lo habitual, miré fijamente apoyado las manos en los cristales, apenas podía ver lo que escondían aquellas paredes; unos visillos de elegante encaje y un enorme espejo eso era todo lo que pude ver. Así un día tras otro, hasta que el destino quiso que viera salir de aquella casa a un hombre, era alto, no muy joven, de porte elegante y pelo canoso, mientras estaba ensimismada contemplando aquel espejo. Sin pensármelo dos veces me acerqué a él, y antes de darme tiempo a mediar palabra me dijo: -Buenos días, la estaba esperando, venga vamos a desayunar. Es costumbre de hace años tomar el café en Kir's mientras ojeo la prensa diaria. Cortada por la situación, sin saber que decir, lo único que hice fue seguirlo medio paso tras de él. Ya en la cafetería pidió dos desayunos, no sin antes cortésmente preguntarme por mis gustos, leía la prensa comentado las noticias: encomia, política, local.... me sentida ridícula, apenas hablaba asentía con la cabeza. Mi cuerpo temblaba como una niña, y mi cabeza no dejaba de imaginar, de pensar que narices hacia yo delante de aquel desconocido, desayunando y casi sin hablar. -Mire....; Ana, me llamo Ana-Mire Ana, hace un tiempo la vengo observando, sé que usted a mí no me ve. Pero la veo pararse delante de mi ventana, intentando ver algo, descubrir lo que esconden mis visillos y quedándose un buen rato mirando a mi espejo. ¿No es así?. No diga nada, eso tiene una explicación, me refiero a que usted se sienta atraída por El, pero aquí no es el lugar idóneo para contarle la historia de Mi Espejo, sólo quiero decirle que es especial, tan especial como usted. Cuando terminemos de desayunar , iremos a mi casa y sabrá de que cualidad le hablo. Sé que no necesitará muchas explicaciones para entenderlo y los acontecimientos se sucederán solos.
Aquella conversación, me aturdió todavía más, miré el reloj y de dije que era imposible, que tenia que acudir a mi trabajo.Cogiéndome la mano , me dijo que no pasaba nada, que no tuviese miedo, que iba a ser una experiencia única, única como yo, que sabía que yo lo deseaba y que el destino no se podía cambiar. Mirándolo asentí con la cabeza, llamé a mis despacho y a continuación nos dirigimos a su casa.Y es que a veces lo que se ve en un espejo es lo que deseamos ver...
En las mansas corrientes de tus manos y en tus manos que son tormenta en la nave divagante de tus ojos que tienen rumbo seguro en la redondez de tu vientre como una esfera perpetuamente inacabada en la morosidad de tus palabras veloces como fieras fugitivas en la suavidad de tu piel ardiendo en ciudades incendiadas en el lunar único de tu brazo anclé la nave. Navegaríamos, si el tiempo hubiera sido favorable.
Hay un pedazo de mi cara, que ahí aparece otra mujer... Mejor quedarnos en la cama, tú me haces sentir bien. Desaparezco, y vuelvo a nacer.
Tanto te buscaba, y no sabía amar.. Tanto yo te amaba, y aún sin conocerte te vine a buscar.
Sólo música en mi mente... Un orgasmo para dos, nuestro mundo es tan perfecto. No hace falta nada, sólo tú y yo. Aquella en el espejo ya no teme envejecer.
Tanto te buscaba, y no sabía amar.. Tanto yo te amaba, y aún sin conocerte te vine a buscar.
Oh no no no, sólo tu mi guitarra me calma, vuelan cometas cuando cantas... Estás en mi muerte, mi carne... Por ahora no hay más, no hay más, ohh